¿Cuándo dejaste de
tomarlo como un juego para meterte de lleno en la actuación?
A los trece, catorce años. Buscaba algo más profundo y decidí
empezar a estudiar teatro en la escuela de Irma Roy. Estuve un tiempo y me pasé
a la escuela de Raúl Serrano. Fue una linda etapa, donde mezclaba la actuación
con el colegio secundario.
¿Cómo llegaste a la
publicidad?
En 1988 hice un casting. Salió todo bien y me metí en ese terreno. A
partir de allí filmé alrededor de 50 comerciales en Argentina y en el
exterior.
¿Cuáles son los que más
recordás?
Me acuerdo de un montón, pero creo que los más importantes fueron las
campañas de Suchard, Citroën, Banco Río.
¿Cuál fue tu primer
papel fuerte?
En 1993 trabajé en teatro con Soledad Silveyra y Lidia Lamayson, en
“Perdidos en Yonkers”. A partir de ahí, Lamayson me recomendó para Nano,
mi primer papel importante en televisión, en 1994. Después hice “Gino”,
“De Corazón”, “Pan Caliente”, “La hermana mayor”, “Cabecita”,
“Matrimonios y algo más”.
También hiciste
cine...
Sí, y me fue bárbaro. Hice “Bajo Bandera” con Federico Luppi y
Miguel Angel Solá y “Tres veranos”, donde estaban Roberto Carnaghi, Emilia
Mazer, Carolina Papaleo, Fabián Gianola, Esteban Prol. Es increíble trabajar
con toda esa gente.
¿Por qué?
Porque son grandes en serio. Luppi es un capo total, y de Solá te
puedo decir que es lo más, en todo sentido. Ese tipo es un fenómeno. Además,
por ese papel gané un “Cóndor” de Plata como revelación.
¿Qué significó ese
premio para vos?
Es el premio más importante del cine nacional. Eso fue un regalo de
Dios, pero ahora está en una repisa. No se puede dormir en los laureles.
¿Te adaptás a todos
los papeles que te tocan interpretar?
Como actor se debe hacer reir, llorar. A veces hay que resignar un poco tus
pretensiones para comer. Pero siempre tenés que tomar todo con profesionalismo.
Lamentablemente, en Argentina no hay elección. Me encantaría siempre tomar
trabajos de prestigio, pero a veces hay que hacer otra cosa. Muchos actores están
en España, y ahí sí pueden mantener ese prestigio. Acá te cagás de hambre,
y encima no siempre te valoran.
¿Cómo fue tu
incorporación a “Fugitivos”?
Llegué porque me pidió Tinelli, para armar un grupo con actores y
gente famosa que le cambie un poco la onda al programa. No es algo que me
fascine, pero es un producto de “Ideas del Sur”. Además Tinelli maneja
mucha ficción, y es importante que me conozca.
¿Te criticaron mucho
por aceptar ese trabajo?
“Fugitivos” me lo cuestionan muchos, pero también hubo gente que
me criticó por lo que hacía en “Matrimonios y algo más”. Y sin embargo,
yo con eso obtuve mucho reconocimiento. Hacer eso fue un placer, por los compañeros
que tuve. Hugo Moser, el director, me enseñó muchísimo, es uno de los pilares
de la televisión, por algo está hace tanto. De ahí salió mucha gente.
¿El actor sigue
aprendiendo día a día?
Totalmente. En el medio me enseñaron qué decir, cómo actuar de
verdad, eso es creíble. Esa es mi filosofía. Los personajes chicos no existen,
eso depende de cada uno.
¿Qué opinás de los
Reality shows?
Ahora están de moda, esa es la realidad. No estoy en contra, pero acá
es eso o nada. Tendría que haber más opciones para que la gente elija. A mi lo
que me molesta es que no haya otra opción para decidir libremente. Al no haber
ficción, estás matando al actor. Además, si te ponés a pensar, así alimentás
a vagos, porque están todo el día sin nada que hacer. Se transmite poca
credibilidad. El verdadero Reality Show sería en una casa y sin saber que están
las cámaras.
¿Te manejás con
Internet?
No, cero Internet. No tuve posibilidad de conocerlo. La verdad es que
todo me parece un poco caro y siempre espero que baje un poco de precio. Hoy por
hoy gastaría esa plata en otra cosa.
¿Pensás meterte en
algún momento con la computación?
Sí. Me encanta la idea esa de tecnología porque me parece muy
importante. Es un nuevo poder de comunicación. Pasa que hoy por hoy me da miedo
comprar por Internet por los chantas, los hackers, los virus. Pero no le cierro
las puertas, para nada. Mañana puede ser. Soy yo el que se va quedando en el
tiempo. Quiero tener mail, me voy a poner en campaña.
|